En su presentación, Sunkel plantea la necesidad de articular perspectivas de análisis que atiendan a:
-Un desarrollo “con las TIC” y no “de las TIC”, evitando caer en determinismos sectoriales (técnico/tecnológicos) y apuntando al fortalecimiento de políticas socioeducativas integrales e inclusivas. En este sentido, “las TIC no son un fin en sí mismo sino solo un medio para lograr objetivos de desarrollo”.
-Considerar la no linealidad entre el uso de las TIC y el aprendizaje. Para ello hay que considerar, al menos, tres dimensiones de análisis: a) la relación entre el tipo de uso de la tecnología y los resultados de aprendizaje en asignaturas (un estudio reciente de la Cepal confirma que no todos los usuarios tienen las mismas prácticas, habilidades e intereses); b) las condiciones escolares y pedagógicas en que se utilizan las TIC (contexto institucional y político); c) y las características sociales e individuales de los estudiantes “en su apropiación y forma de uso de las tecnologías” (es decir cuán preparados están para beneficiar sus aprendizajes con las TIC).
-Observar el concepto de “segunda brecha digital”. A este respecto, las desigualdades no se reducen a las posibilidades de acceso y al desarrollo de destrezas funcionales; también pueden detectarse diferencias en cuanto al aprovechamiento, apropiación y uso fructífero de las TIC para el desarrollo de destrezas y aprendizajes significativos.
Atento al surgimiento de nuevas investigaciones en la región, que intentan estudiar los impactos que genera la introducción de las TIC en las aulas, Sunkel también distingue diversas corrientes de análisis: desde aquellas que pretenden observar “otros aprendizajes” (habilidades reflexivas y creativas que reclaman nuevos instrumentos de medición), hasta las que consideran los efectos del uso informal de las TIC fuera del colegio.
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